Tras este super feriado XXXL me puse a pensar como las personas pierden el control sobre el consumo, sobre los precios y el pensamiento crítico antes de hacer una compra.

No es casualidad; vivo en una ciudad a 45KM de Paysandú, (Uruguay). Un lugar que para los entrerrianos en días festivos se convierte en la cuna del consumo compulsivo y no racional. Y no es que lo escriba como un privilegiado al que no le pasa esto, si no como un pensamiento posterior al hecho.

Es que en esta oportunidad preferí hacer un día de tranquilidad es vez de uno de «hype» con los efectos de la dopamina.

Para una acción de compra efectiva creo que es primordial hacer un análisis de qué necesitamos y de hasta cuánto es racional pagar por un producto en el exterior, teniendo en cuenta principalmente que, debemos pasar por aduana (y quizá pagar algún impuesto), despedirnos de cualquier tipo de garantía y financiación; y como si fuera poco, entender que no hicimos nada por nuestro país.

Por cierto, si quieren culpar a alguien, les recomiendo empezar criticando a nuestras hormonas.